martes, 14 de octubre de 2008

UN MARCIANO ROBÓ MI IDENTIDAD


Por Vania Burton

En realidad aún no entiendo porqué estoy tras estas grises rejas, si mi comportamiento siempre ha sido el de un ciudadano normal que tuvo como único pecado haber intentado ser un héroe. ¿Desde cuándo se te encarcela por ello?

Mi infancia y adolescencia fueron como las de cualquier otro niño español: fui al colegio, asistí a fiestas, di mi primer beso, pololee y hasta… Bueno, ya saben. Si existía una cosa que me diferenciaba de ustedes, mis queridos lectores, era mi gran fanatismo por “La Guerra de las Galaxias”. Había visto por lo menos 300 veces cada una de sus películas y, tengo que admitirles, llegó un momento en que dejé de verlas con el simple ojo de un aficionado, develando el verdadero mensaje que quiso dar George Lucas. Analizando pude descubrir que las películas profetizaban un cercano ataque alienígena, para cual debíamos estar preparados. Pero, haber sido portador de un secreto tan importante como ése no fue tarea fácil, sino que, por el contrario, desde ese momento empecé a escuchar voces que me sometieron a un arduo entrenamiento para derrotar a las fuerzas del mal y convertirme en el mejor de los padawan.

Los marcianos no tardaron en aterrizar sobre la tierra, y no llegaron bailando chachachá como tanto profetizaba la canción, sino que lo hicieron apoderándose de todo cuerpo humano que se le cruzara en el camino, para poder camuflarse entre nosotros y realizar más fácilmente su ataque. Pronto, la tierra se vio rodeada de marcianos-policías, marcianos-doctores, marcianos- profesores marcianos-empresarios y hasta marcianos- presidentes, como fue el caso de Norteamérica. El ataque alienígena se realizaba de una manera descarada y todos permanecían ciegos ante ello. Bueno, todos menos yo, que ya era un Jedi, listo para salvar a la tierra de esas verdes criaturas.

Mi plan iba viento en popa, tenía todo listo para empezar la cacería la semana próxima. Pero hubo algo que adelantó los hechos. Mi hermano menor hacía días actuaba de manera extraña, no tenía apetito y su piel se le había tornado un tanto amarillenta, y pese a que mi mamá y el doctor advertían que se podía tratar de un cuadro de hepatitis, mi diagnostico era claro: A mi hermano lo habían cambiado por un alienígena para vigilarme.

El espía puesto en mi casa se debía a solo una razón: los extraterrestres ya conocían mi plan y querían sabotearlo, ¡Debía actuar ahora! Salí corriendo de mi casa para dar aviso a las autoridades, corrí, corrí, como nunca antes lo había hecho, hasta que la sombra de una enorme nave puso fin a mi maratón. Quedé paralizado por al menos 10 minutos y habría estado mucho más si una voz no me hubiera advertido: ‘’ Corre, corre joven Jedi, la fuerza te acompaña no te dejes engañar’’ escuché del cielo. Las voces me alentaron a retomar mi huida y me guiaron hasta una estación subterránea del metro de Barcelona. Me introduje sin pensarlo, pues tenía la convicción de que los extraterrestres no bajarían hasta allí, ya dentro me sentí seguro y me dispuse a tomar el próximo metro. Mientras esperaba empecé a observar detenidamente a cada uno de los pasajeros, por si entre ellos se camuflaba algún alienígena, pero todo lucía normal. De repente el tiempo pareció detenerse y de la nada aparecieron dos extraterrestres que tomándome del brazo, me llevaron a un rincón. En mi lugar apareció otro extraterrestre que era idéntico a mí. Eso fue lo último que vi, pues me pusieron un capuchón y perdí el conocimiento. Al despertar me encontré frente a decenas de ojos horrorizados y dedos inquisitivos que señalaban acusándome de asesino. Solo después de unos minutos pude entender: Me acusaban de empujar a un hombre al metro. Pese a mis explicaciones, nadie parecía creer mi encuentro cercano de primer tipo.

Hoy estoy tras las rejas y frente a un montón de doctorcillos que, constantemente, me catalogan de esquizofrénico y paranoico. Los extraterrestre lograron su cometido, ahora no hay nadie que pueda impedir que el lado oscuro de la fuerza se apodere de la tierra.

Lead

Un hombre, acusado de arrojar a otro al metro de Barcelona, consiguió que rebajaran de 20 a 14 años su pena después de declarar que quien había cometido el crimen no era él sino un marciano que se apoderó de su identidad.

6 Comments:

Mónica R. Oyanadel said...

Kien más que la Poly iba a escribir algo así... no-ta-ble!

NN said...

:O
:/
D:
que mieedooo!!!.......
sí, me dan cosita los extraterrestres y esas cosas

Aliciooo said...

Mansa imaginacion Vaniaaaa
si no fueras tu, pensaria que quien escribio eso, se fumo algo

Anónimo said...

Buenísima historia, nada más que decir.

Anónimo said...

Poly, feroz relato. Me gusto como entrecruzas la invasión extraterrestre con la noticia.

Nicko

La chica del segundo piso said...

Poli te veo en un programa como 31 minutos xD