viernes, 10 de octubre de 2008

TRAS LA CAÍDA

Por Carlos Andueza

Los ojos hinchados y enrojecidos de la mujer se resistían a las lágrimas. Su mandíbula rígida y sus labios temblorosos contraídos. Sus manos secas estaban inquietas, al igual que su mirada, esquiva a veces, perdida en el infinito otras tantas.
-Yo sabía, papá… yo lo presentía. Ése día no me sentí del todo bien, no estaba tranquila. No debí haberlos dejado ir.


El hombre de cabellos canos y mirada cansada le sostuvo la mano. Había viajado toda la noche para acompañarla, alarmado por un llamado telefónico desesperado.
-No te culpes, Clara. Sólo Dios sabe porqué pasan las cosas. Ahora Esteban y Camilita descansan en paz. Ellos ya están bien.


La mujer bajó la mirada y su larga cabellera castaña cubrió su rostro. No pudo aguantar más. Las lágrimas brotaron de golpe. Clara sostuvo la mano de su padre con fuerza y, como cuando era pequeña, buscó su confortable y cálido abrazo. El hombre cerró los ojos y acarició la espalda de su hija.

-Clara, por favor, no te sigas culpando. La investigación demuestra que no pudiste haber hecho nada, ni antes ni después del accidente.
-Fue horrible, papá. Trabajar en esa comisión… hablando con testigos, entrevistando a expertos… Podía ver a Camilita en los ojos de esas personas. Escuchaba a Esteban en las declaraciones.
-Pudiste elegir no participar, hija. El Ministerio te dio esa opción.
-Es parte de mi trabajo, papá... Y bueno, pese a todo... quería saber. Quería saber a quién culpar, o a qué atenerme. Quería saber por qué cayó el avión para poder hacerles justicia a Esteban y a Camila.
-Hiciste un gran trabajo, amor. El informe demuestra que todo fue un accidente.
-Un accidente que se pudo haber evitado, papá.
-Confía en Dios, Clara.
-Lo hago, papá, es sólo que… aún recuerdo su carita de felicidad, su emoción de querer volar, su nerviosismo… No puedo evitar pensar que yo la empujé a hacer ese viaje.
-Camila quería conocer a sus otros abuelos, y Esteban podía acompañarla. Las condiciones se dieron,… nadie pensó que pasaría lo que pasó.


Sus ojos se encontraron, y Clara vio cómo las lágrimas arrasaban las mejillas de su padre. El hombre se secó la cara con su pañuelo, le ofreció una sonrisa triste a su hija y la besó en la mejilla.
-Papá, lo siento… por haberte hecho venir, por abrumarte con todo esto…
-Tu dolor también es mío, hija… siempre estaré aquí para ti.
-Gracias, papá. Gracias por todo.


LEAD:


INFORME PRELIMINAR INDICA QUE ACCIDENTE DE SPANAIR SE DEBIÓ A DESPERFECTO TÉCNICO

El avión habría despegado con los "flaps" y "slats" replegados, sin que se activara ninguna señal de alarma por ello.

MADRID.- El informe preliminar sobre el siniestro aéreo que causó 154 muertos el pasado 20 de agosto en Madrid apunta a que el avión de la empresa española Spanair se estrelló porque despegó sin los alerones desplegados, circunstancia que no advirtieron los pilotos porque no sonó la alarma correspondiente
.

3 Comments:

Pablo! said...

Puta, qué buen relato. Logras transmitir de forma perfecta esa maldita sensación de que todo se podría haber evitado.

Saludos!

Anónimo said...

Pienso lo mismo, es impresionante como logras captar y transmitir las emociones. Te felicito muucho :)

Anónimo said...

Es de esas narraciones que, cuando llegas al punto final, te obligan a guardar cinco minutos de silencio, mirar a una pared, y pensar en lo que leíste.