sábado, 11 de octubre de 2008

EL SUEÑO DE LA BELLEZA PERFECTA

Por Macarena Cortés

El sueño de la mayoría de las personas, y me atrevería a decir que en verdad de todas, es ser hermosa y ojalá perfecta. Tener los rasgos específicos que nos hagan lucir un rostro y una silueta armoniosa y agradable a la vista de los demás. Pero la realidad es que no somos perfectos. Sin embargo todos tenemos ese “algo” que nos hace lucir lindos, que nos hace sentir bien y que provocará en alguien una atracción especial.

Así le sucedió a Consuelo, una chica de 18 años que no se sentía lo suficientemente linda como para enfrentarse a la sociedad tal como lo había deseado siempre. Ella sentía que era de esas personas que, como se dice popularmente, “están más alejadas de la mano de Dios” y esa situación la hacía estar en un estado depresivo casi permanente. Pero, a pesar de eso, Chelo, como le decían sus pocos amigos, debía estudiar, salir e intentar disfrutar como lo hacen todos los jóvenes de su edad.

Un día, disfrutando en el parque con sus amigos, un grupo de chicas con malas intenciones hacia Consuelo, comenzaron a molestarla y a burlarse porque no era tan agraciada como ellas, y le dijeron una frase que quedó grabada en su cabeza: “Sería mejor que no salieras de tu casa, para que la sociedad no tenga miedo de verte por las calles”. Esa frase, marcó la etapa de profunda depresión que vivió la joven durante los meses siguientes.

No salía de su casa, excepto para ir a la Universidad; pasaba encerrada en su pieza. Comía poco y sufría viendo la televisión, los estereotipos y cánones de belleza que ésta entrega a diario: chicas de cuerpos delgados, lindos cabellos, rostros casi perfectos, producto de las capas de maquillaje que les aplican para cubrir granos, espinillas y poros que no lucen agradables en pantalla, y siluetas que vuelven loco a cualquier hombre. Consuelo, soñaba con ser como esas chicas lindas y perfectas y que algún día llegara su príncipe azul, pero no tan bello como los de los cuentos, porque claramente, uno así, rubio, alto, lindos ojos, no se fijaría en ella.

Después de un par de meses, la Chelo, decidió volver a salir como antes, y pasarlo bien con sus amigos, porque se dio cuenta que no tenía ningún sentido esconderse de la sociedad por no considerarse tan linda. Sus amigos, siempre fieles y entregándole el apoyo que necesitaba, le subían el ánimo, la llevaban a fiestas, al parque, al mall y a muchos otros lugares. Tanto compartir, un día, uno de los amigos de Consuelo, comenzó a mirarla con otros ojos, de una manera especial y comprendió que estaba enamorándose de ella, de su forma de ser, de cómo era ella con él: cariñosa, buena amiga. Pero había algo que le incomodaba un poco... que la Chelo no era tan agraciada como sus otras amigas del grupo. Intentando dejar de lado lo superficial, Carlos, empezó a cortejar a Consuelo. Salían, él la visitaba, paseaban juntos y formaron una linda relación. La joven se ilusionaba cada día más, se sentía más segura de sí misma. Había llegado ese príncipe azul que tanto había esperado.

Lamentablemente, pasó un tiempo y Carlos ya no era tan cariñoso, la visitaba menos, siempre quería salir solo a fiestas y esas actitudes fueron causando mucho dolor y tristeza en Consuelo. Un día, ella lo enfrentó y quiso saber qué estaba pasando. Fue así que Carlos, con la misma franqueza que Chelo le preguntó, le dijo que ya no quería estar con ella, porque era mucha la incomodidad que sentía cuando estaba con ella en algún lugar, sentir que estaba con una mujer no tan linda ni agraciada lo ponía mal y no quería hacerla sufrir. Pero ya era tarde, porque la chica ya estaba sufriendo. Estaba sufriendo una desilusión amorosa.

Pasó otro tiempo más, y Consuelo comenzó a salir adelante de su depresión e inseguridad frente a la sociedad. Sus padres, en un intento de subirle el ánimo y apoyarla le comentaron que habían visto una noticia que se relacionaba bastante con lo que ella estaba viviendo. Un investigador israelí había creado la “máquina de la belleza”. Consuelo rió a carcajadas, pensando que era un invento de sus padres. Pero, Roberto, su papá, le siguió contando un poco más. Le dijo que el ingeniero israelí Tommer Leyvand había creado un software del “embellecimiento”, basándose en 234 parámetros de rasgos faciales y soñando que existe algo así como “la belleza ideal”, la armonía y simetría perfecta.

Consuelo, escuchó la noticia, investigó sobre el tema y comenzó a nacer su ilusión de cambiar rasgos que no la hacían sentir cómoda con ella misma, ilusión apoyada por sus padres, que serían capaces de todo por ver a su hija feliz y enfrentándose como siempre ha soñado a la sociedad tan discriminadora y superficial de hoy en día.
LEAD:

La suma de tus rasgos faciales: Este programa produce una imagen más hermosa de las personas
SARAH KERSHAW¿Es la mujer de la derecha más atractiva que la de la izquierda?
La foto de la derecha fue perfeccionada por el "motor de embellecimiento" de un nuevo programa que usa una fórmula matemática para alterar la forma original en una versión teóricamente más atractiva, manteniendo lo que los programadores llaman una "similaridad indiscutible" con el original.El software desarrollado por científicos de la computación en Israel está basado en las respuestas de 68 hombres y mujeres, que tienen entre 25 y 40 años, de Israel y de Alemania. Ellos vieron fotografías de rostros de hombres y de mujeres y escogieron las más atractivas.

1 Comment:

Anónimo said...

Si la noticiera apareciera en La Tercera, seguro tendría la palabra bullying en el titular